Todos transmitimos ejemplo y si gestionas un equipo de trabajo, transmites a tu equipo tu propio estilo de trabajo, incluido el modo de utilizar el tiempo.
Por ello, para alcanzar la eficacia es imprescindible no solo estar convencido del valor de un enfoque sistemático de las técnicas de utilización del tiempo, sino también utilizarlas públicamente para transmitirlas a otros. Para ello:
- Haz que la discusión del uso del tiempo se convierta en parte habitual de la revisión del rendimiento, y establece objetivos de mejora.
- Si logras que cada una de las personas de tu equipo asuma y comparta esa idea, habrás conseguido un efecto multiplicador de impresionante repercusión.
- Tus colaboradores no manejan bien el tiempo si tú no lo haces. El equipo tiene siempre a seguir el ejemplo del jefe, en lo bueno y en lo malo. No les dificultes su tarea ni les facilites excusas.
- Dedica el tiempo preciso al desarrollo de tus colaboradores; el aprendizaje y el entrenamiento no aparecen de modo gratuito y espontáneo; lograr uno y otro es función del jefe. Es tu obligación hacerlo; pero es, sobre todo, tu interés. La capacidad que alcanzas como jefe es la capacidad que sepas lograr de tu equipo.
- Analiza el flujo de trabajo y busca modos de simplificarlo. Hoy se habla poco de organización, pero sólo se supone que es una lección ya aprendida. Si algo puede acortar un proceso es organizarlo debidamente.
- Busca las causas de pérdida de tiempo de tu equipo y discute con él periódicamente cómo atacarlas. Ten en cuenta que, en grupo, las causas de pérdida de tiempo se multiplican. Pero también las soluciones se potencian.
“Práctica y entrena, ahorrarás tiempo”